Ni en mis mejores sueños podría haber escrito yo un pregón como el que el pasado viernes leyó Manolo Benítez para las Fiestas del Pino. Más allá del amor de pareja, que es mucho, está mi criterio profesional —que yo creo que a estas alturas de la película es mucho también—, y si lo leo y lo escucho desde esas dos perspectivas, creo que es una magnífica forma de anunciar el inicio de unas fiestas. Sobre todo si son las de tu pueblo, las de tu gente. Y las de miles de personas que, sin ser de Teror, se sienten identificadas —cada una a su manera— con esta celebración.
He recibido en estos días muchas felicitaciones, que he trasladado puntualmente al autor del pregón. Porque todas las palabras, desde la primera hasta la última, escritas a fuego lento, con amor, mimo, paciencia, generosidad y mucho sentido de la responsabilidad, todas son de Manolo.
Solo él, hijo de Teror, hijo de Pepe y Fermina, hermano de Tere, Pepe, Juan Carlos, Pino, Nacho, Peyo y Fernando, podía hacer ese viaje tan preciso y precioso a través de los sentidos y los recuerdos; solo él, que ha vivido esta fiesta tan de cerca y con tanta intensidad, podía poner nombre a los protagonistas de ayer y de hoy; solo él, inventor de algunos de los eventos que aún hoy perduran, como el Festival Teresa de Bolívar, podía reflexionar sobre cómo han evolucionado las fiestas y su vinculación con la cultura; y solo él, por ese bonhomía que le caracteriza, podía ponerse un poco a un lado, justo en ese momento en que era protagonista por mérito propio, para hacernos a todos pregoneros.
A mí me ha tocado la suerte de asistir a la gestación de este pregón, toda una aventura en la que, por más que mi oficio sea la comunicación y la escritura, no he tenido otro papel que el de acompañar, escuchar, apoyar, ayudar en lo que me iba pidiendo y pulir alguna cosilla; manías de correctora, porque si las hubiera dejado, no habría cambiado en nada un discurso que, desde que lo empezó a escribir en papeles que iban dando vueltas por la casa, me llevó en volandas hasta Teror y sus fiestas.
(La foto es de Frank Hernández. Y la música hoy la pongo yo).
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